La ley del menor, injusta para todas las partes

8 04 2011

Por David Berbil / 4º ESO A

Desde hace unos años, el hecho de que un menor entre en un juzgado ha tomado una mayor repercusión en los medios de comunicación, por lo que ha sido un tema que ha entrado en “ebullición” en estos últimos tiempos. El que un menor sea juzgado de manera distinta a un adulto, por actos “vandálicos” por así decirlo, bajo mi punto de vista, es una manera de “incitar” a los jóvenes a delinquir. Muchas veces en un caso de estos, el responsable dice alguna frase con el sentido de “¿Qué más da que me juzguen, si como mucho estaré un tiempo internado?”, Y digo yo, si un joven tiene la capacidad de realizar crímenes “de adulto”, ¿no debería ser juzgado como tal?, o ¿el niño de la cara bonita puede hacer lo que quiera como si estuviera en su casa? No tiene  lógica,  se supone que los jóvenes somos el futuro, pero se nos deja actuar como si fuéramos los “dueños del patio”.

Además, dejando por un momento a un lado el tema de crímenes y todo lo que lo rodea, el que a los jóvenes se nos juzgue de una manera menos severa parece demostrar que se nos toma como a unos inmaduros que repetimos la típica frase “¡Mamá, ha sido sin querer!”, y yo creo que muchos de los jóvenes españoles alcanzamos un nivel de madurez mayor al que tiene más de algún dirigente de este país. En mi opinión, creo que se debería actuar de una manera más “dura” ante estos casos, y además, preocuparse por la educación en España, ya que es uno de los principales motores para que se dejen de producir casos de violencia, “bullying”, u otros casos de este tipo que se producen en España y que en otros países han sido erradicados de una manera tajante.

En definitiva, se debería juzgar a todos por igual, ya que así muchas cosas cambiarían, unos pagarían por sus errores, y otros intentaríamos que los unos corrigieran sus errores después de pagarlos, pero bueno, ahora mismo los que mandan están preocupados por otros temas que no tienen importancia y pasan de lo verdaderamente importante, y así nos va.